YoRHa Pearl Harbor Descent Record

En YoRHa Pearl Harbor Descent Record, el futuro no es una promesa brillante ni una utopía tecnológica. Es un campo de batalla desolado donde los ecos de la humanidad apenas sobreviven en la Luna, mirando con nostalgia el planeta azul que alguna vez fue su hogar. Año 11941, y sí, no es un error tipográfico: más de diez mil años de historia acumulada para terminar huyendo de unas malditas formas de vida mecanicas que llegaron desde el espacio o quién sabe de dónde. Estas maquinas sin alma, frías y metódicas, han reducido la Tierra a ruinas, y a los humanos a meros refugiados lunares, planificando desde las sombras una venganza desesperada y llena de dudas.

Para cambiar las tornas en esta guerra eterna, el Consejo de la Humanidad pone en marcha su última carta: la unidad de élite YoRHa, formada por androides femeninas de combate, diseñadas para ser más fuertes, más rápidas y más eficientes que cualquier soldado humano. ¿El precio? Bueno, no tienen recuerdos propios, ni derecho a cuestionar ordenes, ni mucho margen para emociones… al menos en teoria. Estas guerreras son enviadas en una misión suicida a la superficie terrestre: un descenso táctico en Pearl Harbor, el tipo de operación que suena heroica solo hasta que empezás a contar los cuerpos. Es un intento desesperado por recuperar el planeta, pero también una exploración del precio de la humanidad cuando la humanidad ya no está en el campo de batalla.

El arte de Soramichi Megumu, junto con la inconfundible dirección narrativa de Yoko Taro, hace que YoRHa Pearl Harbor Descent Record sea algo más que otro postapocaliptico con robots. Acá, cada panel respira dolor, cada diálogo es una cuchilla disfrazada de lógica militar, y cada decisión que toman las YoRHa está cargada de un peso invisible: el de una conciencia que, se supone, no deberian tener. Porque claro, cuando creás seres artificiales para luchar tus guerras, lo mínimo que podés esperar es que no empiecen a preguntarse por qué pelean. Spoiler: lo hacen. Y ese es uno de los mejores aspectos de esta historia.

Hay accion, sí, y de la buena. Explosiones, combate cuerpo a cuerpo, estrategias que se desmoronan en segundos y un ritmo narrativo que no da respiro. Pero lo que realmente atrapa es la forma en que YoRHa Pearl Harbor Descent Record va pelando lentamente las capas de sus protagonistas, mostrando cómo incluso los androides pueden experimentar la duda, la lealtad, la culpa y la esperanza. Porque en este mundo gris y mecanizado, los sentimientos no son un error de programación, sino tal vez lo único que queda de lo humano. ¿Puede una maquina llorar por una compañera caída? ¿Puede desear vivir por algo más que su misión? El no da respuestas fáciles, pero sí plantea las preguntas correctas.

En definitiva, YoRHa Pearl Harbor Descent Record no es solo una historia de ciencia ficción con androides kawaii y armas futuristas. Es un testimonio de lo que significa seguir adelante cuando todo se ha perdido. Una mirada cruda y honesta al vacío existencial de la guerra, con personajes que sangran, aunque no tengan sangre. Y una narrativa que, como toda buena obra de Yoko Taro, te deja con más silencio que palabras al final del capítulo. Porque en un mundo donde las maquinas pelean por los humanos… tal vez las unicas que aún conservan algo de humanidad, sean ellas.