Horimiya

En Horimiya, esa cosa llamada adolescencia se transforma en un delicado juego de máscaras. Kyouko Hori, la chica perfecta del salón, con sus notas impecables y carisma de estrella, en realidad lleva una doble vida que ni ella misma termina de entender. Cuando suena la campana de salida, no se va con amigas al karaoke ni a tomar frappés con azúcar de unicornio: corre a casa para cuidar a su hermano, limpiar, cocinar y básicamente ser la adulta de la casa. Porque sí, sus padres brillan por su ausencia, y ella no tiene tiempo para dramas adolescentes… o al menos eso cree.

En la otra esquina del ring escolar está Izumi Miyamura, un muchacho que parece salido de un tutorial de cómo no llamar la atencion: tímido, callado, con gafas grandes y aire de otaku sin vida social. Pero, sorpresa, bajo ese disfraz de NPC se esconde alguien con más capas que una cebolla emocional. Perforaciones, tatuajes y una actitud que mezcla ternura con torpeza hacen de Miyamura un personaje que no encaja en ningún molde. Y tal vez por eso encaja tan bien con Hori.

Gracias al destino, ese cliché que tanto odiamos pero que siempre funciona, ambos se encuentran fuera del aula, lejos de las etiquetas y los estereotipos que los encasillan. Y lo que empieza como un secreto compartido se convierte en una relación que los transforma. En Horimiya, los silencios dicen tanto como las palabras, y los gestos simples —como peinarse el cabello o cocinar para otro— valen más que cien confesiones de amor ruidosas y vacías.

HERO, encargado de la historia, y Daisuke Hagiwara, responsable del arte, construyen un universo donde la autenticidad no solo se valora: se celebra. Cada página de este late con una mezcla de ternura, humor y esa incomodidad tan propia de quienes aún no saben quiénes son, pero están dispuestos a averiguarlo con alguien a su lado. No hay grandes tragedias ni melodramas forzados, solo la vida, con sus altos, sus bajos y sus días donde no queres hablar con nadie, pero igual lo haces.

Porque al final, Horimiya no es solo una historia de romance. Es una carta de amor a los que se sienten diferentes, a los que llevan cicatrices ocultas y a los que buscan alguien que los mire sin filtros. Es un recordatorio de que lo que mostramos no siempre es lo que somos, y que, a veces, solo hace falta una persona que vea más allá para que todo empiece a tener sentido.