Frieren Beyond Journey’s End

En Frieren Beyond Journey’s End, la aventura ya ha terminado… o al menos eso parece. El Rey Demonio ha sido derrotado, las espadas se han envainado y el mundo respira aliviado. Pero cuando el grupo de heroes regresa y se separa, no todos cargan con las mismas memorias, ni con la misma percepcion del tiempo. Para Frieren, la elfa maga del grupo, los años pasan como estaciones, breves, distantes, casi irreales. Y asi, uno a uno, sus compañeros van desapareciendo, como estrellas fugaces que solo ella recuerda con claridad.

Mientras los humanos envejecen, Frieren permanece… igual. Eternamente joven, eternamente distante. Es testigo de funerales que no sabe cómo llorar, de despedidas que no alcanza a comprender del todo. Antes de morir, el sacerdote Heiter, tan molesto como sabio, le deja un regalo o una carga, segun se mire: una aprendiz humana llamada Fern. Y es entonces cuando la historia realmente empieza. Porque no todas las batallas terminan con la ultima espada bajada, ni todos los viajes terminan cuando uno regresa a casa.

Yamada Kanehito, autor de esta historia melancólica y poderosa, junto con el arte delicado y expresivo de Abe Tsukasa, nos sumergen en un relato que reescribe el concepto de «despues del final feliz». A traves de paisajes conocidos pero ahora vacíos, y hechizos recopilados como recuerdos mágicos, Frieren Beyond Journey’s End transforma lo cotidiano en una reflexion constante sobre lo que dejamos pasar mientras miramos hacia adelante sin mirar al lado.

No se trata solo de nostalgia. Se trata de entender que incluso quienes tienen todo el tiempo del mundo pueden arrepentirse. Que una taza de te con un amigo, una frase no dicha, un silencio prolongado, pueden pesar más que cualquier espada rota o victoria legendaria. Frieren no busca redimirse, ni cambiar el pasado. Solo intenta entenderlo. Porque, a veces, eso ya es suficiente. O al menos… casi.

Frieren Beyond Journey’s End es un poema disfrazado de de fantasia, una historia lenta, hermosa, amarga y profundamente humana. Nos recuerda que los verdaderos viajes no siempre tienen mapa, que los heroes también sufren, y que incluso una elfa inmortal puede aprender algo tan simple —y tan complejo— como la tristeza humana.