I am a Hero in Ibaraki

En I Am a Hero in Ibaraki, el apocalipsis zombi no respeta provincias ni perros feos. Este spin-off del aclamado I Am a Hero nos lleva hasta la tranquila —y ahora infestada— prefectura de Ibaraki, donde un adolescente cualquiera se ve arrastrado por la pesadilla ZQN… en compañia de su perro, un chucho que su familia detesta casi tanto como al propio fin del mundo. Porque si algo faltaba en una pandemia de muertos vivientes, era tener que defender a tu mascota del apocalipsis… y de tus propios padres.

Con un tono que oscila entre lo tragico y lo absurdamente cotidiano, esta historia escrita por Kengo Hanazawa y dibujada con maestria por Fujisawa Kazuya nos recuerda que el verdadero horror no siempre viene con dientes podridos. A veces viene disfrazado de amigos de la infancia que ya no reconoces, de decisiones desesperadas, o de ese silencio incomodo cuando te das cuenta de que el mundo se fue a la mierda y aun asi tenes que sacar al perro a pasear.

El protagonista, sin habilidades especiales ni motivaciones epicas, solo quiere sobrevivir y proteger al unico ser que parece importarle: su perro. Sus ex-amigos, cada uno convertido en una version postapocaliptica de si mismo (y no en el buen sentido), le ofrecen una ayuda tan cuestionable como inestable. Entre ellos, el dilema moral de abandonar al perro o seguir cargando con él en plena pandemia se vuelve tan intenso como los ataques de los ZQN. Y eso es decir mucho.

I Am a Hero in Ibaraki se aleja de los cliches de héroes invencibles y nos regala un relato donde el instinto de supervivencia se mezcla con la culpa, el rencor, y esa necesidad humana de aferrarse a cualquier cosa que te haga sentir menos solo. Incluso si esa cosa es un perro que se orina en los zapatos de tu padre. Hay humor negro, tension emocional y esa incomodidad tan tipica de loss que no quieren agradarte, sino golpearte de forma sutil.

Este spin-off demuestra que el universo de los ZQN da para mucho más que balas y sangre. Es una exploracion cruda y a veces irónicamente tierna del colapso social y emocional que conlleva el fin del mundo. I Am a Hero in Ibaraki no busca redimir a su protagonista, sino mostrarnos lo jodidamente humano que puede ser intentar hacer lo correcto… cuando ni siquiera sabes si vas a estar vivo al final del dia.