Midori No Uta Shuushuu Gunpuu

En Midori no Uta Shuushuu Gunpuu, nos sumergimos en la vida de Lin Lu, una joven que creció en la tranquila costa norte de Taiwán, alimentando su alma con literatura, música y cine. El viento del mar, las tardes de lluvia y las noches con auriculares fueron sus únicos testigos mientras soñaba con escapar hacia algo más grande. Por eso, cuando logra entrar a la universidad en Taipéi, no duda en empacar sus libros, su reproductor de mp3 y su nostalgia, y marcharse sola hacia la capital. Lo que no sabe todavía es que la ciudad, con su caos, su ruido y sus luces, no solo la enfrentará a una nueva rutina, sino que la empujará a redefinir lo que significa vivir de verdad.

A Taipéi llega cargada de referencias que se ha tatuado en el alma: Yi Yi, la película de Edward Yang que le enseñó que la vida es eso que pasa entre silencios; Todo sobre Lily, de Shunji Iwai, que le mostró cómo se puede estar rota y seguir amando; y la canción Kaze wo Atsumete, de Happy End, que sigue sonando como una promesa de algo hermoso por venir. Pero nada de eso la prepara para la soledad de los días grises en una ciudad que no espera a nadie. Hasta que una noche cualquiera, atraída por la música que escapa de un local llamado Kafka by the Sea, Lu entra y lo ve: Jian Nan Jun, un chico de sonrisa desordenada que toca en una banda como si el escenario fuera su casa.

Desde ese primer encuentro, Lu siente que ha encontrado algo más que un lugar para refugiarse. Las conversaciones con Nan Jun fluyen como si ya se conocieran de antes. Comparten el amor por Haruki Murakami y Haruomi Hosono, se ríen con nerviosismo al descubrir que ambos marcaron las mismas frases en el mismo libro, y se sienten menos solos mientras hablan de discos, películas y esos sueños que nadie se atreve a decir en voz alta. La ciudad, de pronto, se vuelve un poco menos hostil. Y en ese intercambio de miradas, música y palabras, Lu empieza a sentir que, por fin, pertenece a algun lugar.

Pero como todo lo que se construye con sensibilidad y deseo, lo suyo es frágil. Nan Jun recibe una oportunidad musical que podría cambiarle la vida, pero también podría separarlos para siempre. Lu, que por primera vez había dejado de imaginar su vida como una historia lejana, empieza a sentir que el guion se rompe. ¿Y si lo que parecía destino era solo un paréntesis? ¿Y si no bastan los libros, las canciones, ni los viajes a Japon para sostener algo que no sabe si está empezando o ya terminó?

Gao Yan, autor de Midori no Uta Shuushuu Gunpuu, logra construir una historia que no solo respira amor, sino también pérdida, transformación y ese dolor suave que solo sienten los que aman con todo el pecho. El es un canto triste pero bello, que nos recuerda que no siempre basta con querer, que a veces hay que saber soltar, y que cada despedida deja una cancion que se queda flotando mucho despues de que el escenario se apaga. Entre referencias culturales, diálogos íntimos y paisajes urbanos llenos de emoción, esta obra nos invita a mirar hacia adentro, a sentir sin vergüenza y a recordar que, en ocasiones, los encuentros más fugaces son los que más nos marcan.