Yomi No Tsugai

En Yomi no Tsugai, la vida tranquila en una aldea perdida entre montañas es solo la cáscara de algo mucho más oscuro y retorcido. Yuru, un joven cazador de aves salvajes, parece vivir en armonía con la naturaleza, lanzando flechas entre árboles y respirando el aire puro de la montaña como si nada más existiera en el mundo. Pero hay algo que no encaja, algo que se siente mal aunque nadie lo diga en voz alta: su hermana gemela Asa vive encerrada en una celda, aislada del resto del pueblo. Aseguran que está cumpliendo una tarea sagrada, una especie de «cometido divino», pero a ojos de cualquiera con dos dedos de frente, parece más una prisionera que una elegida.

Las cosas cambian de manera brutal cuando el cielo, literal y simbólicamente, se rompe. Un grupo armado irrumpe en la aldea montado en helicópteros que los aldeanos llaman «dragones», y arrasan con todo. No hay juicio, no hay preguntas: los adultos caen uno a uno y Yuru apenas puede reaccionar. Su primera intención es correr hacia Asa, rescatarla y huir juntos, pero lo que encuentra es un cadáver y una mujer que afirma ser su verdadera hermana gemela. ¿Perdón? ¿Qué clase de telenovela maldita es esta? En ese momento, lo que era una historia de costumbres se convierte en una pesadilla donde el protagonista no sabe en quién confiar ni qué creer.

Por suerte o por desgracia, aparece Dera, un extraño forastero que solía visitar la aldea y que, aparentemente, sabe más de lo que cuenta. Él salva a Yuru justo antes de que lo capturen, pero no logran escapar muy lejos. Arrinconados y sin opciones, Dera le exige a Yuru que ofrezca un «regalo» al dios local del pueblo. Lo que sigue es un evento tan bizarro como impactante: Yuru invoca a un par de entidades demoníacas llamadas «Tsugai», seres poderosos y misteriosos que parecen tener una conexión directa con los secretos del pueblo… y con el propio pasado de Yuru.

Detrás de esta historia llena de acción, traiciones y criaturas sobrenaturales, está la mente brillante de Hiromu Arakawa, la misma autora de ese clásico moderno que es Fullmetal Alchemist. Con Yomi no Tsugai, Arakawa vuelve a sumergirse en el drama familiar, el misterio y el choque entre lo antiguo y lo moderno, pero esta vez en un entorno mucho más claustrofóbico y psicológico. La narrativa te atrapa no solo por los giros de la trama, sino por la forma en que juega con la identidad, el destino, y las mentiras que se heredan como si fueran reliquias. Aquí nadie es completamente bueno ni del todo malo, y cada revelación es como una piedra lanzada a un lago en calma: desata olas imposibles de detener.

En resumen, Yomi no Tsugai es una historia de secretos sepultados, identidades rotas y la brutal verdad que se esconde detrás de una vida aparentemente sencilla. Es una de esas obras que empieza como una historia íntima y termina estallando en una épica de proporciones mitológicas. Hiromu Arakawa no decepciona: nos ofrece un mundo que mezcla lo rural con lo sobrenatural, lo familiar con lo monstruoso, y lo humano con lo divino. Y mientras tanto, Yuru solo quiere respuestas… aunque eso signifique destruir todo lo que conocía.