Sayonara Eri Full Color

En Sayonara Eri, el adolescente Yuuta se enfrenta a algo que ningún chico de su edad deberia cargar: documentar los últimos momentos de su madre mientras el cáncer la consume lentamente. No es una idea suya, claro. Fue ella quien, en un extraño gesto de cariño o tal vez de control final sobre su narrativa, le pide que grabe cada sonrisa, cada lágrima y cada paso hacia el final. Yuuta, obediente y confundido, cumple con la petición y convierte ese collage de vida y muerte en una película titulada Dead Explosion Mother, a la que le añade una explosión final. Sí, una explosión. Porque a veces, el dolor no se puede cerrar con un punto, sino con fuego y ruido.

El resultado es… polémico. Sus compañeros de escuela no ven una obra valiente ni un homenaje desgarrador. Ven mal gusto. Frialdad. Una burla al duelo. Y asi, en lugar de comprensión, Yuuta recibe burlas, miradas incómodas y aislamiento. Todo empeora hasta que, consumido por la culpa y la rabia, decide terminar con todo. Sube al tejado del hospital —el mismo lugar donde su madre murió— con la idea de saltar. Pero en lugar de vacío, encuentra a Eri, una chica tan misteriosa como directa, que le dice, sin rodeos, que su película le pareció fantástica. De alguna forma, esa explosión absurda le hizo sentido.

Fujimoto Tatsuki, el genio creativo detras de Sayonara Eri, nos ofrece otra historia que mezcla el trauma con el absurdo, el duelo con la ficción, la risa incómoda con el nudo en la garganta. Eri no solo rescata a Yuuta del abismo, sino que le propone un nuevo proyecto: filmar otra película, algo que rompa las reglas y las expectativas, algo que no sea solo dolor, sino arte. Lo que sigue es una serie de grabaciones que mezclan la vida cotidiana con momentos irreales, donde las emociones pesan más que la lógica. Porque a veces, fingir que las cosas son distintas es la única manera de sobrevivirlas.

Lo curioso es que, mientras la nueva película avanza, la línea entre lo real y lo ficticio se vuelve tan difusa que uno ya no sabe si Eri es solo una chica excéntrica o algo más. ¿Es real? ¿Es un personaje más en la película de Yuuta? ¿Importa realmente? Lo que sí queda claro es que la conexión entre ellos dos trasciende lo superficial. Es una alianza emocional, un escape conjunto del dolor a través de la creación. La camara se convierte en su escudo, su espada, su bote salvavidas en medio de un mar emocional que no deja de agitarse.

Sayonara Eri no es una historia simple sobre perder a alguien. Es una exploración brutalmente honesta del duelo, de cómo buscamos formas de controlar la narrativa de nuestras vidas cuando todo parece perder sentido. Yuuta no quiere filmar la verdad: quiere filmar una version que duela menos, que tenga belleza, incluso si esa belleza es una explosion en medio de un hospital. Porque en el fondo, todos hacemos eso un poco, ¿no? Mentimos con sonrisas, decoramos el sufrimiento, editamos los recuerdos para que duelan menos. Y en ese sentido, la obra de Fujimoto Tatsuki no solo emociona: incomoda. Porque te pone un espejo enfrente y te dice, sin decirlo, que vos también sos un director en tu propia tragedia.