Shares

El Shares, creado por Yuruko Tsuyuki, es una de esas historias que te envuelven sin hacer ruido, con una calma que esconde una profundidad inesperada. Desde las primeras páginas, la obra nos presenta a Yûjin, un joven con una habilidad fuera de lo común: puede leer los pensamientos y recuerdos de las personas con solo tocarlas. Esta capacidad, más que un don, se siente como una carga, una especie de espejo donde la mente ajena se mezcla con la suya. Lo interesante es cómo Tsuyuki Yuruko logra que este poder no sea simplemente un elemento fantástico, sino una ventana hacia la complejidad emocional humana, donde la memoria, el amor y la culpa se entrelazan sin prisa pero con una belleza que desarma.

El giro más importante en Shares ocurre cuando Yûjin conoce a Hiroki, un hombre amable pero perdido, que sufre por no recordar su pasado. Hiroki ofrece pagar cualquier precio con tal de recuperar su memoria, pero pronto queda claro que el verdadero valor de su encuentro va mucho más allá del dinero. Entre ambos surge una conexión genuina, construida sobre la confianza y el deseo de sanar. La historia avanza con una sensibilidad que recuerda al mejor slice of life, con momentos silenciosos, miradas y pequeños gestos que dicen más que mil palabras. Tsuyuki Yuruko utiliza cada viñeta con una sutileza visual admirable, transmitiendo emociones sin recurrir a grandes escenas dramáticas. Hay algo de magia en esa calma, una magia que se siente tan real como la vida misma.

Lo que distingue a Shares de otross con elementos sobrenaturales es su enfoque en el cotidiano, en esos detalles mínimos que suelen pasar desapercibidos pero que definen la existencia. Yûjin no es un héroe ni un mártir, solo un joven que intenta entender su propio poder y el efecto que tiene en los demas. A través de su relación con Hiroki, el explora temas como la empatía, la soledad y la aceptación, mostrándonos que los recuerdos, incluso los dolorosos, son parte esencial de lo que somos. Es una historia que no busca impactar con batallas o giros imposibles, sino con sentimientos sinceros, esos que se sienten en el pecho cuando uno cierra el tomo y se queda pensando en lo que acaba de leer.

Visualmente, Tsuyuki Yuruko demuestra un dominio impresionante del dibujo emocional. Las expresiones, los silencios, los paisajes urbanos y los espacios interiores se sienten vivos, casi respirando. La forma en que la autora juega con la luz y el sombreado logra transmitir la atmósfera íntima que define Shares, donde cada escena tiene su propio peso emocional. No hay excesos, no hay adornos innecesarios; todo está ahí por una razon. Este estilo artístico acompaña perfectamente la narrativa pausada, reforzando la sensación de que estamos observando una historia que podría ser parte del mundo real, una historia sobre personas normales con dones extraordinarios.

En definitiva, Shares es una obra que toca el alma con suavidad, sin artificios ni pretensiones. Yuruko Tsuyuki ha creado un relato que mezcla fantasía y humanidad con un equilibrio casi perfecto, donde cada diálogo, cada silencio y cada recuerdo compartido dejan una huella. Es un que invita a reflexionar sobre la importancia de la memoria, sobre cómo los lazos que formamos nos definen, y sobre la belleza de comprender al otro incluso cuando las palabras sobran. Leer Shares es como sostener la mano de alguien y sentir, aunque sea por un instante, el peso y el calor de su historia.