Demi-Chan Wa Kataritai

En Demi-Chan wa Kataritai, los monstruos ya no se esconden bajo la cama, ni en castillos lúgubres al borde de un acantilado. No, ahora se sientan al lado tuyo en clase, piden jugo en la cafetería y… bueno, también intentan no seducir accidentalmente a medio personal docente. En esta historia, los Ajin —más conocidos como demis— son criaturas míticas que han vivido por siglos entre los humanos, pero siempre en las sombras, perseguidos, malinterpretados o simplemente ignorados. Sin embargo, algo ha cambiado. Ahora, en pleno siglo XXI, estas figuras sobrenaturales finalmente están intentando integrarse en la sociedad. Aunque claro, eso no significa que todo sea color de rosa.

El protagonista de esta historia es Tetsuo Takahashi, un profesor de biología de esos que parecen normales a simple vista, pero que ocultan una pequeña obsesión profesional: quiere entender a los demis. No por morbo, no por miedo, sino por pura y genuina curiosidad cientifica… y tal vez un poco de ternura. Porque, seamos honestos, cuando tus alumnas son una vampira hiperactiva, una dullahan que lleva la cabeza bajo el brazo y una mujer de nieve que se derrite con la ansiedad social, no se puede simplemente seguir con el programa de clases como si nada. Y menos cuando la profesora de matemáticas resulta ser una súcubo que no puede ni mirar a un hombre sin provocarle un infarto hormonal.

Petosu, el autor y artista de esta joyita, nos mete de lleno en el universo de Demi-Chan wa Kataritai con una mezcla extraña pero deliciosa de comedia escolar, slice of life y reflexión suave sobre la discriminación, la identidad y el miedo a ser diferente. Pero que no te engañe su tono ligero: entre bromas, colmillos y entrevistas improvisadas, hay bastante tela para cortar. Cada capítulo es como una pequeña conversación que, sin darte cuenta, te deja pensando largo rato despues de terminar de leer.

Entre sus estudiantes, Hikari Takanashi es una vampira que rompe todos los clichés: no muerde cuellos, pero sí bocadillos a la hora del almuerzo. Kyouko Machi, la dullahan, es tranquila, educada y, bueno, carga con su cabeza como si fuera una mochila de diseñador. Y luego está Yuki Kusakabe, una chica tímida que literalmente emite frío cuando se pone nerviosa, lo cual, considerando que está en la secundaria, es casi todo el tiempo. Pero quizá la que más da que hablar es Sakie Satou, la profesora súcubo, que vive encerrada en su burbuja emocional por miedo a generar atracción sexual involuntaria. Su presencia da lugar a momentos de comedia incómoda pero también a reflexiones muy reales sobre el deseo, la soledad y los límites personales.

Lo maravilloso de Demi-Chan wa Kataritai es que, detrás de su apariencia de ligero, se esconde un mensaje profundo: ser diferente no es un defecto, es simplemente otra forma de ser humano… o algo muy parecido. Takahashi, con su actitud paciente y su sincero interes, funciona como ese adulto que muchos quisieran tener cerca en la adolescencia: alguien que escucha sin juzgar, que no busca «arreglar» lo raro, sino entenderlo. Porque a veces, solo se necesita alguien que te pregunte «¿cómo te sentis con eso?» sin burlarse de tu respuesta. Incluso si sos una vampira con colmillos o una chica que deja escarcha al caminar.