Dragon Head

En Dragon Head, el horror no cae del cielo ni se arrastra desde un laboratorio, simplemente ocurre. Un tren lleno de estudiantes descarrila sin explicacion en medio de un oscuro túnel, y lo que debería haber sido un viaje de regreso cualquiera se transforma en una pesadilla sin salida. Entre cuerpos calcinados, estructuras colapsadas y un silencio que pesa como una losa, solo tres estudiantes sobreviven: Teru Aoki, Nobuo Takahashi y Ako Seto. ¿La buena noticia? Siguen vivos. ¿La mala? Nada les asegura que eso vaya a durar mucho tiempo.

Sin luz, sin agua, sin comida y sin esperanza, los chicos intentan mantenerse unidos, aunque la delgada linea entre la cordura y el colapso mental empieza a desdibujarse con rapidez. El calor los abrasa, la oscuridad los traga, y la soledad les susurra cosas que no deberian estar escuchando. Y es que Dragon Head no trata solo del miedo al exterior, sino del monstruo que cada uno lleva dentro. Uno que susurra al oido cuando el mundo deja de hacer ruido.

Mochizuki Minetarou, el genio detras de esta obra claustrofóbica, no necesita fantasmas ni demonios para helarte la sangre. Con una narrativa cruda y dibujada con una tension que se corta con cutter oxidado, nos arrastra hacia una pesadilla hiperrealista donde el terror psicológico manda. Cada página se siente como una inhalacion forzada dentro de una bolsa de plastico. Y no sabes si cerrar los ojos o seguir leyendo, porque lo que viene despues siempre es peor.

La desesperacion no tarda en abrir grietas. Nobuo empieza a perder la razon, Ako intenta resistir, Teru lucha por mantener al grupo unido… pero los tres están solos, sin adultos, sin reglas, sin rescate en el horizonte. Lo único que les queda es enfrentarse a sus propios limites y preguntarse cuánto tiempo pueden sobrevivir antes de volverse irreconocibles. Y, en el fondo, si vale la pena sobrevivir cuando ya todo está perdido.

Dragon Head es de esas historias que se te quedan pegadas en la piel como el sudor frio de una fiebre. No es solo un de terror, es un descenso brutal a la psique humana cuando se le arrebata todo. Ideal para lectores con estomago firme, nervios de acero… y un gusto por el desastre en su forma más cruda y realista.