Fate Strange Fake

El Fate/strange Fake, creado por TYPE-MOON junto con Ryohgo Narita en la historia y Morii Shizuki en el arte, es una joyita rara dentro del vasto universo de las Guerras del Grial. Desde sus primeras páginas deja claro que no busca repetir lo ya visto, sino cuestionarlo todo. Aquí, el caos empieza con una imitación fallida del ritual original en Fuyuki, donde una organización de magos norteamericanos decide copiar los datos del antiguo enfrentamiento y crear su propia guerra en Snowfield, una ciudad envuelta en misterio. Pero como toda copia imperfecta, algo sale mal: la clase Saber desaparece y los Servants que surgen no encajan del todo en la definición clásica de “héroe”. Esa falla inicial es justo lo que convierte a esta historia en una experiencia tan atrapante y, sobre todo, tan impredecible.

Setenta años después de la tercera Guerra del Grial, los magos estadounidenses inician su propio ritual en Snowfield, rodeada por un bosque, un pantano, un valle y un desierto que parecen reflejar la confusión interna del conflicto. Ryohgo Narita, conocido por su talento para tejer historias complejas y caóticas, mezcla intriga, filosofía y pura adrenalina para construir un relato donde nada es lo que parece. La magia, los Masters, los Servants, todo parece retorcido por una especie de ironía cósmica: una guerra que debería ser sagrada, pero que aquí se siente corrompida desde sus cimientos. Y eso es lo que la hace tan interesante, porque en Fate/strange Fake no se trata solo de ganar, sino de descubrir qué tan rota está la idea misma del heroísmo.

El dibujo de Morii Shizuki acompaña de forma impecable la atmósfera desconcertante del relato. Los trazos expresivos, los contrastes entre luz y oscuridad, y los escenarios que parecen respirar peligro, ayudan a construir una sensación constante de desequilibrio. Snowfield no es un simple escenario, es casi un personaje en sí misma, un reflejo del desastre inminente. Cada escena transmite una mezcla de belleza y desesperación que engancha al lector. Se nota el cuidado con que Morii Shizuki retrata tanto las batallas espectaculares como los momentos silenciosos, esos donde los personajes dudan, sienten miedo o se enfrentan a sus propias contradicciones. Es como si el arte y la historia se dieran la mano para recordarnos que incluso en la magia hay errores que dejan cicatrices.

Lo genial de Fate/strange Fake es cómo logra conservar la esencia de la franquicia TYPE-MOON, pero llevándola por caminos más oscuros y reflexivos. Ryohgo Narita toma los conceptos clásicos de las Guerras del Grial —los deseos, los sacrificios, los contratos, las traiciones— y los pone bajo una nueva luz. Aquí no hay héroes perfectos ni villanos absolutos; solo individuos tratando de darle sentido a un conflicto que ya perdió su propósito. Los Servants, en especial, son un punto clave: su naturaleza “extraña” los hace impredecibles, y el lector nunca sabe si debe temerles o compadecerlos. Esa ambigüedad, lejos de restar fuerza, hace que el se sienta más maduro, más humano. Una guerra falsa, sí, pero con emociones muy reales.

En última instancia, Fate/strange Fake no solo amplía el universo de Fate, sino que lo transforma en una reflexión sobre lo que significa ser un héroe en un mundo donde todo puede distorsionarse. TYPE-MOON, Narita y Morii logran una sinergia impresionante: la narrativa fluye con ritmo, el arte brilla en cada panel, y la atmósfera densa te deja con esa sensacion de que algo terrible —y fascinante— está por ocurrir. No es una historia ligera ni complaciente, pero sí una que deja huella. Si buscas fantasía, acción, dilemas morales y una pizca de ironía, este cumple con creces. Fate/strange Fake es un recordatorio de que incluso las imitaciones pueden superar al original, si se atreven a romper las reglas.