Knights of Sidonia

En Knights of Sidonia, la Tierra ya no existe, y no porque nos la hayamos cargado nosotros (esta vez), sino por culpa de los Gauna, una especie alienígena tan rara como letal. Hace mil años, estos bichos cósmicos se cargaron el Sistema Solar y obligaron a la humanidad a huir en naves gigantes. Ahora, lo único que nos separa de la extinción es una nave semilla llamada Sidonia, que vaga por el espacio con su carga preciosa: los ultimos humanos, sus dramas y, por supuesto, sus pilotos.

En medio de esa nave enorme y gris, Nagate Tanikaze emerge desde las profundidades, donde ha pasado toda su vida entrenando en simuladores sin ver la luz del sol (ni de la luna, ni de nada). Lo que parecia un chaval cualquiera con cara de «recién me desperté» se revela como un piloto de elite, casi por accidente. Gracias a sus habilidades inusuales, lo eligen para pilotar el Tsugumori, un Garde legendario que parece sacado de un garage galáctico vintage, pero que aún tiene mucha guerra que dar.

Nihei Tsutomu, autor y artista de esta distopía espacial, combina su estilo oscuro y detallado con una narrativa que es mitad horror existencial y mitad ciencia ficcion con mechas gigantes. En Knights of Sidonia, el espacio no es una frontera de exploración, sino una trampa mortal constante, donde los pilotos se juegan la vida cada vez que salen a volar. Y sí, aquí también hay clones, comida fotosintética y una cultura tan distorsionada que nadie parpadea si alguien se regenera o se fusiona con una criatura alienígena.

Lo mejor de todo es que detrás de las explosiones y las batallas épicas, hay una historia profunda sobre identidad, soledad y lo que significa seguir siendo humano cuando todo alrededor deja de parecerlo. Nagate no solo lucha contra los Gauna, sino contra una sociedad que lo mira como bicho raro, contra sus propios miedos y contra la sensación constante de que todo puede irse al caraj* en cualquier momento. Porque, en Sidonia, lo unico estable… es el peligro.

Knights of Sidonia no es solo otro de robots vs aliens. Es una sinfonia de caos controlado, una carta de amor (y desesperanza) a la supervivencia humana en condiciones imposibles. Con un protagonista que no pidió ser héroe, pero que se convierte en uno a cada página, esta obra se mete en tu cabeza como un eco espacial que no se quiere callar. Y a veces, eso es justo lo que uno necesita.