Madara Ramble

En Madara Ramble, el Japon moderno ya no es ese lugar de trenes puntuales y gente que se disculpa por existir. Ahora es un campo de caza. Las calles están plagadas de vampiros, criaturas imitadoras que adoptan formas humanas y, cuando menos lo esperas, te devoran sin piedad. Pero no estamos hablando de condes elegantes con capa, no, estos son monstruos que se infiltran en la sociedad y se alimentan sin dejar rastro. Frente a esta amenaza, surgen las verdaderas protagonistas de esta historia: chicas armadas hasta los dientes con armas de plata, dispuestas a reventar colmillos con estilo y furia.

Entre todas las exterminadoras, hay un escuadrón especial que no sigue exactamente las reglas. Se hacen llamar las Mazarasou, pero todo el mundo las conoce como las «niñas problemáticas». Y es que para cazar vampiros con éxito en un mundo como este, no basta con ser fuerte: hay que estar un poco rota por dentro. Recién llegada a esta unidad, Reo es una chica aparentemente tranquila pero que esconde un secreto bajo su uniforme. Un secreto que, tarde o temprano, va a salir a la luz… y probablemente con sangre de por medio.

Todo cambia para Reo cuando conoce a Kaika Kiriya, la mujer más peligrosa del escuadrón y probablemente del barrio entero. Kaika no cree en las jerarquías ni en la compasión: lo unico que le importa es la eficiencia en la caza. Su forma de luchar es brutal, directa, casi suicida. Pero incluso dentro de esa oscuridad, hay momentos de conexión. Porque sí, entre estas cazadoras también hay espacio para lo que podríamos llamar amistad… si la definimos como «relaciones intensas con posibilidades de traición, llanto y cuchillos en la espalda». En Madara Ramble, las emociones son tan afiladas como las armas.

El, escrito e ilustrado por Izumida Fuyuki, no tiene tiempo para sutilezas. Cada capitulo es una mezcla entre acción salvaje, tensiones internas y secretos que estallan cuando menos te lo esperas. Lo visual se siente como una bofetada de tinta y movimiento: viñetas oscuras, expresiones intensas, coreografías que parecen coreos de muerte. Pero lo mejor es que detrás de toda esa brutalidad, hay una crítica soterrada al orden, a la autoridad y a lo que significa realmente «proteger» a una sociedad que muchas veces ni sabe que está siendo protegida.

En definitiva, Madara Ramble no es solo otro de cazadoras sexys matando vampiros. Es una historia sobre chicas dañadas que, en vez de sanar, eligen pelear. Sobre la amistad que nace en medio de la sangre y la sospecha. Sobre monstruos externos… y los internos que llevan cada una dentro. Es crudo, acelerado, a veces exagerado, pero totalmente imposible de dejar. Porque una vez que entras a la residencia Madara, no hay salida fácil. Solo queda seguir cazando. Una pagina mas. Un enemigo menos. Y la esperanza de que tal vez, solo tal vez, sobrevivas un capitulo mas.