Oreimo

En Oreimo, la vida de Kyousuke Kousaka se resume en una palabra: normal. Un estudiante de preparatoria de 17 años sin mayor brillo ni tragedias, con la unica excepción de su relación (o falta de ella) con su hermana menor Kirino, quien lleva años tratandolo como si fuera aire. Y no del aire fresco, no… del que ni se siente. Para Kyousuke, ella es esa figura distante y glamurosa con la que ya no comparte ni las miradas. Todo indicaba que ese silencio fraternal iba a durar para siempre… hasta que una caja de DVD cayó, literalmente, en su mundo.

El contenido de esa misteriosa caja es lo que rompe el equilibrio. En apariencia, era solo un anime de chicas mágicas llamado Hoshikuzu Witch Merle, pero dentro se esconde algo más picante: un videojuego eroge titulado Imouto to Koishiyo!. El pobre Kyousuke, desconcertado pero curioso, decide hacer una jugada sutil durante la cena familiar y lanza el tema del anime como si fuera un cebo. Lo que consigue es una reacción de pánico moral, especialmente del padre, un policía que odia todo lo relacionado con el mundo otaku. Hermoso desastre.

Esa misma noche, como si el destino amara el caos, Kirino entra en su habitación con una seriedad de telenovela. Por primera vez en años, quiere hablar. Pero lo que viene a mostrarle deja a Kyousuke con la mandíbula por los suelos: una colección secreta de anime moe, figuras de chicas lindas y, sí, una buena dosis de juegos lolicon. La princesa del hielo resulta ser una otaku nivel Dios. Y asi, de la nada, empieza un vinculo retorcido, hilarante y tenso entre dos hermanos que se redescubren en el terreno menos esperado.

Fushimi Tsukasa, en la historia, y Ikeda Sakura, con su arte, nos entregan una comedia familiar con tintes absurdos, incomodos y sorprendentemente emocionales. Oreimo juega con lo prohibido, lo ridiculo y lo entrañable, haciéndonos reir, fruncir el ceño y luego reir de nuevo. Es una obra que camina por la cornisa entre el cringe y la ternura, donde las etiquetas sociales se doblan como papel barato bajo el peso de las pasiones ocultas.

En el fondo, Oreimo no trata solo de anime y tabúes. Trata de esas cosas que escondemos por miedo a no ser aceptados. Porque todos tenemos una caja secreta (literal o metaforica) que no queremos que nadie abra. Y cuando alguien la encuentra, la verdadera historia empieza. En este caso, con una hermana otaku y un hermano atrapado entre la confusion, la sorpresa y una nueva forma de cariño.