Real Segunda Versión

Real, obra de Takehiko Inoue en historia y arte, nos introduce en un universo deportivo muy distinto al habitual: el del baloncesto en silla de ruedas. Desde sus primeras páginas, la obra desafía al lector a mirar más allá del juego para descubrir la profundidad de los personajes que lo protagonizan. Tomomi Nomiya, ex capitán del equipo de baloncesto de secundaria, carga con un peso que lo consume: la culpa de haber arruinado la vida de una joven en un accidente de tráfico. Su decisión de abandonar la escuela parece un acto de derrota, pero en realidad se convierte en el primer paso hacia un camino inesperado, uno donde el deporte se funde con la redención personal.

El encuentro entre Tomomi y Kiyoharu Togawa es uno de esos momentos narrativos que redefinen el rumbo de una historia. Togawa, un ex velocista que perdió la movilidad en su pierna derecha, representa una energía completamente distinta: alguien que transformó su tragedia en un motor, encontrando en el baloncesto en silla de ruedas una nueva forma de vivir la pasión por la competencia. Cuando Nomiya lo desafía a un duelo, la derrota es aplastante, pero también reveladora. Esa paliza no es humillación, sino chispa: lo que Nomiya descubre es que el amor por el baloncesto nunca desapareció, solo necesitaba un nuevo espacio donde crecer.

La aparición de Hisanobu Takahashi, el sucesor de Nomiya como capitán, añade otra capa de complejidad. Takahashi, arrogante y confiado, sufre un accidente que lo deja paralizado de la cintura para abajo. Este golpe brutal lo obliga a confrontar su propia vulnerabilidad y lo arrastra a un túnel oscuro de negación y rabia. Pero es justamente a través de ese dolor que la narrativa de Real se vuelve tan poderosa: porque no se trata solo de un deportivo, sino de un espejo de las fragilidades humanas, donde cada caída se convierte en oportunidad de reconstrucción. Inoue presenta personajes que no buscan lástima, sino reconocimiento, y en ese gesto hay una dignidad inmensa.

El gran acierto de Real está en cómo logra equilibrar el dinamismo del deporte con la crudeza emocional de sus protagonistas. Los partidos de baloncesto en silla de ruedas están ilustrados con una intensidad brutal, con un trazo que transmite velocidad, fuerza y estrategia, pero lo que late detrás de cada jugada es mucho más profundo: la lucha contra el estigma, el miedo al rechazo, el deseo de encontrar un lugar en el mundo. La obra no dulcifica las discapacidades, al contrario, las expone en su crudeza, mostrando los obstáculos fisicos y sociales, pero también la resiliencia y la capacidad de reinventarse. El resultado es un relato que emociona y sacude al mismo tiempo.

En última instancia, Real es una historia sobre personas que aprenden a mirar más allá de sus límites. Inoue, con su maestría en historia y arte, nos recuerda que el verdadero baloncesto no está solo en los puntos que se anotan, sino en la pasión que enciende a quienes se atreven a jugar, aun cuando el mundo insiste en señalar sus debilidades. Con una narrativa honesta, visualmente arrolladora y emocionalmente cruda, este se convierte en una obra imprescindible para quienes buscan algo más que deporte: una exploración de la fuerza interior, la redención y el poder de la esperanza. Real no solo habla de baloncesto, habla de la vida misma.