I am a Hero en Osaka

En I am a Hero en Osaka, el apocalipsis zombi no da tregua y se extiende como una plaga sin educación por cada rincón del archipiélago japonés, esta vez aterrizando con fuerza en la bulliciosa ciudad de Osaka. Todo empieza cuando Kozue, una chica decidida pero harta de su relación, pisa suelo osaqueño con la firme idea de dejar a su novio… justo antes de que todo se desmorone. Lo que iba a ser una ruptura tranquila se convierte, literalmente, en una carrera por la supervivencia.

Mientras tanto, Tatsuo, el susodicho novio y un tipo más bien del montón, se encuentra en el dilema existencial de su vida: o se convierte en el heroe que nunca quiso ser, o se queda viendo como su ex lo abandona… mientras los muertos caminan. Porque si algo enseña I am a Hero en Osaka, es que a veces el amor no se termina con una conversacion incomoda, sino con un bate, sangre y decisiones que huelen a desesperacion.

Este spin-off del mítico I am a Hero, guionado por el maestro del caos emocional Kengo Hanazawa y dibujado con pulso firme por Yuuki Honda, ofrece una mirada distinta pero igual de adictiva al desastre que ya conocemos. No necesitas haber leido la historia principal para engancharte con este tomo unico; es como llegar tarde a una fiesta, pero justo cuando empieza lo bueno. El ritmo es brutal, la tension se puede cortar con una katana oxidada, y la ironia flota entre tripas y gritos.

Lo que diferencia a esta entrega es su enfoque humano: aqui no hay soldados valientes ni científicos geniales, solo gente comun metida hasta el cuello en una pesadilla urbana. Osaka, lejos de ser solo un escenario, se convierte en un personaje más, rugiendo con sus calles vacías, sus luces de neón parpadeando entre la oscuridad y ese aire cargado de «algo va a salir mal» en cada esquina. Y Tatsuo, con toda su torpeza y miedo, es el tipo de heroe que uno no elige… pero que a veces funciona.

En definitiva, I am a Hero en Osaka es una dosis concentrada de terror cotidiano, humor negro y desesperanza bella. Un que no busca respuestas, sino mostrarte lo feo, lo absurdo y lo tragicamente gracioso de intentar hacer lo correcto… cuando ya es demasiado tarde.