Juujika No Rokunin

En Juujika no Rokunin, lo que parece una historia escolar más se desmorona con una violencia que quema las entrañas. Shun Uruma no es un protagonista cualquiera; es un chico que pasó de ser llamado Experimento A a convertirse en una bomba de tiempo humana. La vida escolar, que suele ser para muchos un recuerdo tibio, fue para él una cámara de tortura. Y cuando pensaba que lo peor ya había pasado, sus agresores fueron un paso más allá… y le arrancaron todo. Todo, menos a su abuelo.

Nakatake Shiryuu, autor de esta obra visceral, nos sumerge en un relato donde la palabra «oscuridad» no es una metáfora barata, sino el único color que tiñe cada página. Con su familia destruida y un dolor que ya ni siquiera le cabía en el pecho, Shun encuentra en su abuelo —un veterano de la Segunda Guerra Mundial que ya ha visto horrores de sobra— una figura paterna, un entrenador, y sobre todo, un cómplice en su venganza. Porque sí, lo que sigue no es una redencion… es una masacre meticulosamente planeada.

Durante cuatro años, Shun se entrena sin compasion ni descanso. Fisica y mentalmente lo destruyen para reconstruirlo como una maquina de venganza. Lo que antes era un niño tímido ahora es una sombra acechante, y su objetivo no es el perdon, sino el castigo. Cada uno de los cinco monstruos que le robaron la infancia tiene su nombre anotado, y su tiempo contado. En este no hay espacio para discursos sobre segundas oportunidades: hay rabia, sangre y un eco constante de justicia retorcida.

Juujika no Rokunin no solo te golpea con escenas crudas, sino que te deja pensando en lo jodidamente delgada que es la linea entre la victima y el verdugo. A medida que Shun se va transformando en algo casi inhumano, el lector se debate entre aplaudirlo o temerle. ¿Donde termina el chico herido y donde empieza el monstruo que él mismo ha decidido convertirse? Es esta ambigüedad moral la que convierte aluna experiencia tan perturbadora como hipnótica.

Esta no es una historia para almas sensibles. Es un espejo roto de nuestra sociedad, de lo que pasa cuando ignoramos el dolor ajeno hasta que se convierte en un grito ensangrentado. Juujika no Rokunin no busca consolar, sino incomodar. Porque a veces, el verdadero terror no está en los fantasmas, sino en lo que un niño puede llegar a hacer… si lo empujas lo suficiente.