Kill Blue

El Kill Blue, creado por Tadatoshi Fujimaki, nos presenta una premisa que combina acción, comedia y un toque de ciencia ficción con una frescura inesperada. La historia sigue a Juzo Ogami, un asesino a sueldo de 40 años perteneciente al sindicato Z.O.O., conocido por ser uno de los más letales y respetados en su oficio. Sin embargo, todo cambia cuando durante una misión en contra de Mitsuoka Pharmaceuticals, es picado por una avispa modificada genéticamente, alterando su ADN y devolviéndolo a su cuerpo de cuando tenía 12 años. A partir de ese momento, la vida de Ogami se convierte en un caos tan divertido como peligroso, y el autor logra equilibrar magistralmente el tono entre el humor juvenil y la tensión del bajo mundo criminal.

Lo que hace tan especial a Kill Blue es cómo Tadatoshi Fujimaki, conocido también por su trabajo en Kuroko no Basket, logra reinventarse con una historia que no se parece en nada a sus obras anteriores. Aquí, el ritmo narrativo es ágil, lleno de giros, pero sin perder ese toque emocional que conecta al lector con un personaje que, a pesar de ser un asesino, termina siendo sorprendentemente humano. Ver a Ogami adaptarse a su nueva vida de estudiante es una mezcla entre comedia absurda y desarrollo de personaje realista. Su choque con la rutina escolar, los estudios y las relaciones adolescentes crea momentos memorables que aportan tanto risas como reflexión, mostrando cómo incluso un asesino endurecido puede redescubrir la inocencia perdida.

A nivel visual, el arte de Fujimaki mantiene su estilo característico: expresivo, dinámico y con una gran atención al detalle durante las escenas de acción. Cada viñeta transmite energía y movimiento, y eso se nota especialmente cuando Ogami intenta mantener su fachada infantil mientras sigue cumpliendo tareas peligrosas para Z.O.O. El contraste entre su cuerpo de niño y su mente de adulto genera situaciones tan hilarantes como tensas, un equilibrio que pocoss logran sin caer en el exceso. Además, el diseño de personajes secundarios como Noren Mitsuoka, la heredera de Mitsuoka Pharmaceuticals, añade capas de misterio y drama que impulsan la trama hacia nuevos horizontes.

Uno de los puntos más atractivos de Kill Blue es su mensaje oculto sobre la identidad y la segunda oportunidad. Ogami, al verse atrapado en un cuerpo joven, se enfrenta no solo al reto físico de su nueva apariencia, sino también a la posibilidad de redimirse de una vida llena de violencia. La relación que desarrolla con los estudiantes y con la propia Noren lo obliga a replantearse sus ideales y prioridades. Tadatoshi Fujimaki logra que esta dualidad funcione sin volverse moralista, mezclando con habilidad la sátira del entorno escolar con el drama de un asesino que aprende a vivir de nuevo. Es un contraste que hace que la historia nunca pierda ritmo ni profundidad, manteniendo siempre un tono fresco y divertido.

En definitiva, Kill Blue es un que se atreve a romper esquemas. Con una mezcla única de acción frenética, humor inteligente y momentos de introspección, Tadatoshi Fujimaki nos entrega una historia tan absurda como entrañable. La manera en que el autor equilibra lo violento con lo cotidiano demuestra su madurez narrativa y su dominio del ritmo visual. El lector no solo se entretiene, sino que también reflexiona sobre el peso del pasado, la posibilidad del cambio y la ironía de encontrar humanidad en un asesino convertido en niño. Es un que atrapa desde el primer capitulo y que deja claro que en este mundo, incluso los más duros pueden encontrar una nueva oportunidad… aunque sea en el aula de clases.