Tatsuki Fujimoto. Historias Cortas 17-21

En Historias Cortas 17-21, el impredecible genio de Fujimoto Tatsuki vuelve a desatar su caos narrativo y emocional, esta vez en un cuarteto de relatos breves que, aunque parecen inconexos, comparten un mismo latido extraño, brutal y dulce. No es un tomo cualquiera. Es una colección de bofetadas existenciales disfrazadas de viñetas, donde el autor nos recuerda que la locura, el amor, el sacrificio y la muerte pueden caber todos en una sola página… y a veces incluso en una sola frase. En este compilado, el absurdo y lo profundo van de la mano, como si Kafka y Tarantino compartieran una taza de té mientras miran anime.

La historia Niwa ni wa Niwa Niwatori ga Ita es tan ridícula como inquietante: la humanidad ha perdido la guerra contra los extraterrestres y ahora los sobrevivientes solo sirven como alimento… excepto si logran parecer gallinas. Sí, gallinas. Yuuto y Ami se disfrazan de aves de corral en el jardín de una escuela alienígena para evitar ser devorados. Pero todo se complica cuando un alumno ve a través del engaño. Y, en lugar de entregarlos, decide protegerlos. ¿Por qué? Porque incluso en un mundo dominado por monstruos, todavía hay lugar para la empatia. O tal vez simplemente le caen bien los pollos.

Después está Sasaki-kun ga Juudan Tometa, una historia que parece sacada del sueño febril de un adolescente con complejo de heroe. Sasaki idolatra a su profesora Kawaguchi, tanto que la ve como una especie de deidad cotidiana. Y cuando el pasado oscuro de ella amenaza con arruinar su presente, él se lanza a protegerla. No con armas ni poderes, sino con la conviccion infantil de que los ideales pueden cambiar el mundo. Y aunque uno sabe que eso rara vez sucede, Fujimoto logra que por un momento nos lo creamos. Porque a veces, el amor platónico y la admiración pueden detener balas. Literalmente.

En Koi wa Moumoku, el tono cambia hacia el romance absurdo con tintes de sci-fi. Ibuki, un estudiante ejemplar y presidente del consejo escolar, decide que es ahora o nunca: tiene que confesarle su amor a Yuri-kun, aunque el fin del mundo esté a la vuelta de la esquina. Entre discursos de graduación y negociaciones alienígenas, lo único que importa es una declaración de amor. El título no miente: el amor es ciego, torpe, ilógico. Pero también urgente. Y en ese caos emocional, Fujimoto encuentra belleza, incomodidad y una ternura que se pega como chicle viejo.

Y cerramos con Shikaku, tal vez la historia más melancólica del tomo. Shikaku es una asesina de élite contratada por un vampiro inmortal que ya no encuentra sentido a la vida. Yücel quiere morir. Ha vivido demasiado, ha sentido demasiado… y ya no quiere sentir nada. Pero ni siquiera el mejor sicario puede matarlo. En lugar de eso, lo que nace entre ellos no es un enfrentamiento, sino una especie de complicidad triste. Dos almas rotas que se reconocen, se perdonan y, sin quererlo, se salvan mutuamente. Porque a veces, el simple hecho de que alguien no se rinda con vos, ya es suficiente para seguir vivo un rato más.