Tensei shitara Slime Datta Ken

En Tensei shitara Slime Datta Ken, la rutina gris de un asalariado promedio da un giro inesperado cuando Satoru Mikami, un oficinista de 37 años con más trámites que emociones en su vida, es apuñalado en plena calle. Asi, sin épica ni gloria. Mientras se desangra en el pavimento, solo alcanza a lamentar su vida aburrida y lo poco que se permitió sentir. Pero justo cuando la oscuridad lo envuelve, una misteriosa voz irrumpe con instrucciones rarísimas… y ahí es cuando empieza lo verdaderamente extraño.

Porque sí, al despertar, Satoru ya no es Satoru. O mejor dicho, ya no es humano. En su lugar, es un… slime. Literal. Un pedacito gelatinoso con conciencia, perdido en una cueva que huele a humedad y destino. Aunque su nueva forma parece una cruel broma del universo, el tipo no tarda en descubrir que ahora tiene habilidades absurdamente rotas: puede absorber cualquier cosa y copiar sus habilidades. Asi que de simple baba sin rumbo, pasa a ser una amenaza adorable y peligrosamente poderosa.

Durante su viaje por esta tierra llena de magia, monstruos y jerarquias enloquecidas, se topa con Veldora, un dragon legendario que lleva siglos atrapado por un hechizo. En vez de entrar en pánico (como haría cualquiera), el slime decide charlar. Surge una amistad inesperada, un pacto de libertad mutua, y un nuevo nombre: Rimuru Tempest. Gracias a Fuse, creador de la historia original, y Kawakami Taiki, quien da vida visual a este universo, vemos como la reencarnacion puede ser la excusa perfecta para darle sentido a todo lo que antes no lo tenia.

Con cuerpo nuevo, poderes dignos de protagonismo y la motivacion de alguien que ya murio una vez, Rimuru no se anda con medias tintas. Si antes fue un oficinista conformista, ahora esta dispuesto a construir su propio mundo, lleno de monstruos, alianzas inesperadas y guerras diplomáticas que se resuelven con fuego o con carisma. Tensei shitara Slime Datta Ken es una mezcla deliciosa de comedia, fantasia y acción, donde la moral no siempre es clara, pero el deseo de vivir intensamente nunca falta.

Este no es otro isekai cualquiera, es una historia que se rie de los clichés mientras los abraza con descaro. Rimuru es todo lo que Satoru no se atrevió a ser en vida, y eso lo convierte en un protagonista entrañable, impredecible y, sobre todo, libre. Porque a veces, para encontrar sentido, hay que volverse baba primero.